Cómo la infraestructura vial puede servir para la reducción de la huella de carbono del transporte público
Introducción
El transporte público es una pieza clave para mejorar la movilidad en las ciudades, reducir el tiempo de desplazamiento, la congestión vehicular y las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, este sector también contribuye significativamente a la huella de carbono del transporte. Por esta razón, la implementación de medidas para reducir las emisiones de los vehículos y la optimización de la infraestructura vial son fundamentales para mejorar la calidad del transporte público y lograr una movilidad más sostenible.
¿Cuál es la huella de carbono del transporte público?
La huella de carbono del transporte público se refiere al impacto ambiental causado por las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los vehículos de transporte público y su infraestructura. En general, los motores de combustión interna son los responsables de estas emisiones, aunque la producción y eliminación de residuos también pueden contribuir.
Según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), los vehículos de transporte público emiten en promedio 0,16 libras de dióxido de carbono (CO2) por pasajero-milla. Aunque este número es significativamente menor que el emitido por los vehículos particulares, que emiten en promedio 0,78 libras por pasajero-milla, en conjunto el transporte público es todavía responsable de una cantidad significativa de emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Cómo la infraestructura vial puede ayudar a reducir la huella de carbono?
La infraestructura vial es un elemento clave para el transporte público, ya que permite el desplazamiento eficiente y seguro de los vehículos. Además, la optimización de la infraestructura también puede reducir la huella de carbono del transporte público de varias maneras:
1. Promoción de la movilidad sostenible
La infraestructura vial también puede fomentar la movilidad sostenible al incluir infraestructuras para peatones y bicicletas. Esto permite que los ciudadanos opten por medios de transporte más saludables y sostenibles y, por lo tanto, reduce la demanda de transporte público.
Para fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte, se pueden implementar ciclovías y carriles para bicicletas en las vías urbanas, en donde se excluya o restrinja la entrada de automóviles. De la misma forma se pueden tener calles con una velocidad máxima reducida que fomente el caminar.
2. Promoción del vehículo eléctrico
La infraestructura necesaria para la implementación del vehículo eléctrico también puede ser una forma de reducir la huella de carbono del transporte público. La instalación de estaciones de carga de baterías en las estaciones y garajes de autobuses puede incentivar la adopción de vehículos eléctricos. Adicionalmente, sería esencial que la energía usada en los cargadores sea renovable lo que hará mucho más sostenible el sistema.
3. Optimización de la eficiencia de rutas
La optimización de la eficiencia de las rutas y viajes es fundamental para reducir la huella de carbono del transporte. Si el recorrido que hacen los vehículos de transporte público es más corto, la cantidad de dióxido de carbono emitido será menor. También es necesario que las rutas sean diseñadas para que los autobuses no hagan paradas innecesarias y que cada parada se encuentre en un punto de intercambio modal. Las encuestas de movilidad pueden ser una fuente valiosa de datos para mejorar las rutas de autobuses.
4. Reducción del tráfico congestionado
El tráfico congestionado en las ciudades contribuye en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte público. Esto se debe a que los vehículos tienen que pararse y arrancar constantemente en el tráfico. La construcción de carriles exclusivos o la extensión de los carriles existentes para vehículos de transporte público, permitiendo que circulen sin problemas por los congestionamientos. Iluminación sincronizada, para evitar el "semáforo frenetico" sería una herramienta valiosa para reducir el número de paradas y arranques en el transporte público.
Conclusion
En conclusión, la infraestructura vial es una pieza clave para lograr una movilidad más sostenible. La promoción de la movilidad sostenible, la instalación de estaciones de carga de batería eléctrica, la optimización de la eficiencia de las rutas y la reducción del tráfico congestionado son algunas de las formas en que la infraestructura vial puede ayudar a reducir la huella de carbono del transporte público. Todos estos cambios formarían una sinergia y serían un paso positivo hacia la lograr una ciudad más sostenible, eficiente y habitable.